En el corazón de la Ciudad Imperial, Toledo, se encuentra una figura emblemática que ha sido testigo del paso del tiempo y de la fe de sus habitantes. La Virgen de la Bastida, patrona de la ciudad, es un símbolo de la devoción y la tradición que se ha mantenido viva durante siglos. Esta advocación mariana ha sido objeto de veneración y respeto por parte de los toledanos, quienes la consideran una parte integral de su identidad y patrimonio cultural. A lo largo de la historia, la Virgen de la Bastida ha sido protagonista de numerosas leyendas y tradiciones que han sido transmitidas de generación en generación, consolidándose como un elemento fundamental en la vida religiosa y cultural de la ciudad.
La Virgen de la Bastida: Un día de fe y tradición en Toledo
Con el sonido resonante de las campanas marcando el inicio de la procesión, los fieles se congregaron una vez más, este domingo, en torno a la figura de la Virgen de la Bastida, lista para iniciar su anual procesión por los senderos que serpentean cerca de la ermita.
Este año, afortunadamente, el buen tiempo permitió que la procesión se llevara a cabo sin las interrupciones que el año anterior entorpecieron el ritual. Decenas de fieles, en un encuentro que ya es una tradición arraigada en Toledo, se reunieron en la modesta ermita de la 'Morena', como cada segundo domingo de mayo.
Una tradición arraigada en Toledo
Allí, con respeto y devoción, honraron a una de sus vírgenes más queridas, acompañando en su andar a una talla de madera tallada en el año 1941. La Virgen de la Bastida, símbolo de fe y tradición en la ciudad de Toledo, fue objeto de veneración y devoción por parte de los fieles.
El sol iluminando el camino, las campanas marcando el ritmo. la procesión avanzaba con solemnidad, guiada por la figura de la Virgen de la Bastida. A su paso, los acordes de la Banda de Música resonaban en el aire, arropados por el espíritu de aquellos que se unieron en esta emotiva peregrinación.
Una emotiva peregrinación
Había ganas de romería en el pinar de La Bastida, que también olía, al igual que el interior de la ermita, a romero y a tomillo, recordado que la celebración del Corpus se acerca. Además, el buen tiempo ayudó también a que los romeros confraternizaran en el patio que sirve de antesala a la ermita y compartieran sangría, limonada y un abundante aperitivo.
Incluso, el goteo de romeros que se acercaron durante todo el día era constante para comprar las tradicionales roscas. La Virgen de la Bastida, un símbolo de fe y tradición en la ciudad de Toledo, sigue siendo un punto de encuentro para los fieles que buscan conectar con su historia y su patrimonio.
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