- Un hombre sin visión desde la infancia es el impulsor detrás de la creación de la Biblioteca Argentina de Ciegos
- La historia de Julián Baquero, un toledano que ilumina a ciegos
- Julián Baquero, un hombre con una misión
- Un camino lleno de obstáculos
- La creación de la Biblioteca Argentina de Ciegos
- Un legado que sigue vivo
Un hombre sin visión desde la infancia es el impulsor detrás de la creación de la Biblioteca Argentina de Ciegos
Con una historia que conmueve y inspira, José María Martínez, un hombre que perdió la visión a temprana edad, se convirtió en el impulsor clave detrás de la creación de la Biblioteca Argentina de Ciegos, un proyecto que busca brindar acceso a la información y la educación a personas con discapacidad visual. A pesar de las limitaciones que su condición le impuso, Martínez no se rindió y, con determinación y perseverancia, logró crear un espacio que hoy en día es un referente nacional en materia de accesibilidad y educación inclusiva. Su historia es un ejemplo a seguir, y su legado será recordado por generaciones.
Un ciego sin visión desde la infancia funda la Biblioteca Argentina de Ciegos
La historia de Julián Baquero, un toledano que ilumina a ciegos
Este pasado mes de septiembre, se han cumplido cien años del nacimiento de la Biblioteca Argentina de Ciegos (BAC). Concretamente, fue el día 18, cuando un toledano ciego, Julián Baquero, junto a otro puñado de invidentes y un oftalmólogo, fundan esta institución para arrojar luz a través de la lectura en sistema braille entre las personas con discapacidad visual grave de Buenos Aires.
Me ha parecido interesante compartir con ustedes esta historia de un oriundo de nuestra tierra, que ha contribuido al impulso de la educación y formación de los ciegos al otro lado del Atlántico, demostrando con su ejemplo que hace más el que quiere, que el que puede.
Julián Baquero, un hombre con una misión
Julián Baquero, nacido en Toledo un 16 de marzo de 1888, tuvo una salud delicada, sufriendo una discapacidad visual grave que le provocó la ceguera total. Eso hizo, que su familia le llevase a estudiar al instituto de Santa Catalina de los Donados, un centro muy humilde y prácticamente desconocido, ubicado en Carabanchel Bajo, en Madrid.
Allí ingresaría hacia 1896, donde rápidamente destacaría por su habilidad por la composición literaria y con la música, demostrando facilidad para tocar el violín.
Un camino lleno de obstáculos
Estamos hablando de finales del siglo XIX, sin la facilidad de acceso a la información que hoy tenemos, con los prejuicios de la época hacia una persona con discapacidad, sin la legislación de discriminación positiva o de derechos fundamentales y sin las herramientas de apoyo para el acceso a la educación.
Una familia que se encuentra con un hijo ciego, pero que accede a llevarlo a un internado de la época para que reciba la mejor educación posible. Probablemente, pensaban que si adquiría habilidades musicales podría disponer de un medio de ganarse la vida más fácilmente.
La creación de la Biblioteca Argentina de Ciegos
Su perseverancia en favor del uso del sistema braille como herramienta de acceso a la cultura y al conocimiento por parte de las personas ciegas, así como su solidaridad, le hacen impulsar la creación de la Biblioteca Argentina de Ciegos, que ve la luz el 18 de septiembre de 1924. Institución que hoy continúa activa.
Entre sus estanterías, aún se conserva el primer método codificado de estenografía braille (una especie de taquigrafía que abrevia con signografía algunas palabras, sufijos o prefijos), una gramática de esperanto (un idioma que pretendía la universalidad de las lenguas) y un método de raíz, escritos entre el propio Baquero y su amigo Talabriz.
Un legado que sigue vivo
Pese al estado de salud, que siempre fue muy delicado, y que incluso le llevó a estar cerca de la muerte hacia 1930, siempre tuvo fuerzas para seguir con la causa en favor del impulso educativo de las personas ciegas.
Llegó a diseñar una máquina dactilológica en braille, ayudado por su hijo Apolo, llegando a construir unas diez unidades.
Este músico, escritor (publicó novelas, poesía y teatro) y tiflólogo, Sabemos que construyó una familia y que tuvo tres hijos, y que hoy lleva su nombre el Ateneo de la Biblioteca Argentina de Ciegos, en Buenos Aires; así como el Centro de Rehabilitación de personas con discapacidad visual grave en Argüello (Córdoba).
Murió el 14 de julio de 1942.
La vida de Julián Baquero fue un camino de solidaridad, tenacidad y resiliencia, en una sociedad sin tantas oportunidades para las personas con discapacidad como es la que vivimos en la tercera década del siglo XXI. Un ejemplo de lucha y superación, que nos demuestra que merece la pena desafiar los obstáculos de nuestro peregrinar.
Seguro que muchos invidentes argentinos agradecen su trabajo, ya que el conocimiento guía sus pasos.
Carlos Javier Hernández Yebra es Delegado Territorial de la ONCE en Castilla-La Mancha
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