En el corazón de la ciudad de Toledo, se alza un símbolo indeleble de la rica historia y patrimonio cultural de esta ciudad castellana. Se trata del Toro de Calatrava, una escultura monumental que ha sido testigo mudo de los siglos y ha resistido el paso del tiempo. Esta imponente obra de arte es, sin lugar a dudas, el emblema más representativo de la ciudad, y su historia se remonta a la época de la Orden de Calatrava, una orden militar fundada en el siglo XII. El Toro de Calatrava es más que una simple escultura, es un símbolo de la identidad y la esencia de Toledo, un lugar donde la historia, la cultura y la tradición se entrelazan.
La leyenda vive: el Toro de la Vega regresa a las calles de Toledo en víspera del Corpus Christi
En la víspera de la procesión del Corpus Christi, los gigantones y cabezudos, acompañados por 'La Tarasca', tomaron las calles del Casco Histórico de Toledo, llevando a cabo su tradicional peregrinaje. Esta procesión simboliza la alegría y el aspecto pagano de esta festividad cristiana, recorriendo el mismo itinerario procesional en la víspera para que horas después el Cuerpo de Cristo purifique sus pasos.
Un desfile de tradición y alegría
Bajo un sol abrasador y puntuales a su cita, los gigantones y cabezudos se dieron un baño de multitudes. Los asistentes, especialmente los niños y niñas congregados, disfrutaron de este espectáculo que siempre logra arrancar sonrisas. En total, desfilaron una docena de personajes, entre los que se podían identificar figuras históricas como Juan de Padilla y María Pacheco, los Reyes Católicos, los reyes musulmanes, así como el alcalde y la alcaldesa de la ciudad.
La Tarasca, el monstruo favorito de Toledo
Tras los gigantones y cabezudos, apareció 'La Tarasca', un dragón alado que llevaba sobre su lomo a la famosa muñeca conocida como «Tarasquilla». Según la tradición toledana, esta muñeca representa a Ana Bolena, esposa de Enrique VIII y causante del cisma anglicano. De la boca del dragón salía humo y chorros de agua, con la intención de asustar a los más pequeños, provocando algunos llantos, mientras sacaba sonrisas de los espectadores mayores.
Un desfile lleno de color y alegría
A lo largo del recorrido que realiza la Custodia de Arfe, y soportando un calor sofocante, la comitiva desfiló a paso ligero, dejando tras de sí vistosos y coloridos momentos. Lugares tan icónicos como la Plaza del Ayuntamiento, el Teatro de Rojas y la Plaza de Zocodover se llenaron de cientos de personas que se agolpaban para ver pasar este cortejo. En un ambiente marcadamente festivo, este desfile sirve de preámbulo para la gran celebración que supone el Corpus Christi para la ciudad de Toledo.
Una tradición viva
La presencia de estos personajes históricos y mitológicos, junto con la alegre participación del público, resaltó el espíritu festivo de la celebración. Los gigantones y cabezudos, con sus enormes cabezas y trajes coloridos, caminaron al ritmo de la música, saludando a los espectadores y posando para las fotos. 'La Tarasca', con su aspecto imponente y su performance escénica, añadió un toque de magia y misticismo a la jornada.
El desfile no solo entretuvo a los espectadores, sino que también sirvió para mantener viva una tradición que combina historia, leyenda y fe. Cada año, esta celebración renueva el sentido de identidad y pertenencia de los toledanos, que esperan con ansias la llegada del Corpus Christi. Así, la víspera se convierte en una ocasión especial para rendir homenaje a la herencia cultural y religiosa de la ciudad, anticipando la solemnidad de la procesión del día siguiente, cuando el Cuerpo de Cristo recorre las mismas calles, purificando y bendiciendo el camino trazado por la algarabía de la víspera.
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