- El Escorial de la Mancha, un privilegio que se asienta en la villa de Uclés
- Un código de gestión para analizar y valorizar el patrimonio
- Un festival conceptual que refleja el sentido, el origen y la memoria
- Dos escenarios para una experiencia cultural única
- La gastronomía, un elemento cultural más que tiene que ir cuidado y pensado
- Reinventar para renacer
El Escorial de la Mancha, un privilegio que se asienta en la villa de Uclés
El Convento de Uclés, gestionado por la Fundación Fernando Núñez desde marzo de 2019, es un bien que se protege y perdura como guardianes de un pasado que recuerda aquello que puede llegar a conseguirse y a realizarse. La Fundación ha organizado un equipo, una misión y un objetivo que siempre tiene que ver con el patrimonio de la villa de Uclés y que evidentemente tiene como pieza central el Convento, pero que va un paso más allá y mira a todo el patrimonio en su conjunto, material e inmaterial, contenido y continente.
Un código de gestión para analizar y valorizar el patrimonio
En esta línea se trabaja con un código de gestión que se investiga para analizar qué organizar en torno al Monasterio, con un sentido conceptual, para dibujar propuestas diferentes que pongan en valor los contenidos del lugar con un respeto y mimo absolutos por la historia que los envuelve.
Un festival conceptual que refleja el sentido, el origen y la memoria
Del 22 de junio al 22 de agosto, la Fundación Fernando Núñez presenta un periodo estival de arte en sus múltiples, ricas y diversas formas que refleja el sentido, el origen y la memoria. A partir del concepto de las magníficas noches de verano del municipio, ofrecen un programa ameno con dos escenarios que traen consigo más variedad para el público y más ambición para la labor cultural que se desarrolla en Uclés.
Dos escenarios para una experiencia cultural única
El escenario del patio barroco ofrece un espacio más solemne para artistas consagrados, grandes figuras reconocidas internacionalmente a las que el público se desplaza exprofeso para ver porque siente admiración por el artista. Por el escenario del patio ya ha pasado Miguel Poveda con su homenaje a Federico García Lorca en ese Poema del Cante Jondo. Sara Baras hará lo propio con Paco de Lucía el 6 de julio y Javier Camarena traerá óperas, zarzuelas y melodías de su México natal el 20 de julio.
Los sonidos emergentes llenarán el espacio de las caballerizas del 14 al 22 de agosto. Este lugar está concebido como un enclave conjunto de artistas emergentes y gastronomía, en una especie de festival popular en el que la interacción entre público y artista es mucho más cercana; el público que acude a este escenario busca el concepto en su conjunto más allá del artista, es un espacio para descubrir y disfrutar de manera diferente de la cultura.
La gastronomía, un elemento cultural más que tiene que ir cuidado y pensado
La gastronomía es otro de los puntos que integran LaLAB y todas las actividades que realiza la Fundación, en esta línea y para Uclés es Música se ha trabajado de manera directa con catering que esté a la altura del resto del concepto, con un menú especialmente diseñado y vinculado a los productos locales y los sabores de la tierra.
Reinventar para renacer
El Monasterio de Uclés «es el gran conocido que nadie conoce», tal y como apunta el director del proyecto cultural del Monasterio, haciendo referencia a que, pese a que es un espacio que todo el mundo asocia rápidamente, cuesta mucho llevar a la gente a este punto. Sin embargo, cuando llegan viven una experiencia sublime.
Atraer artistas de la talla de Poveda o Ludovico Enaudi ha permitido a muchos fans que seguían a los cantantes por diferentes lugares del país vivir una experiencia catártica gracias al entorno que proporciona Uclés, y a su vez ha devuelto al Monasterio un maremágnum de emociones y de vida.
Tener la posibilidad de haber instalado LaLAB y la Fundación Fernando Núñez en el municipio no solo ha llenado de vida el Monasterio, sino que ha permitido a los jóvenes de la localidad poder quedarse en su pueblo y continuar velando por el patrimonio que con tanto mimo han mantenido sus ancestros a lo largo de los siglos.
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