Según informes recientes, el cementerio de Toledo se ha convertido en escenario de rituales de santería y brujería, generando preocupación entre la comunidad local. Este lugar, que debería ser un espacio de descanso y respeto para los difuntos, ahora es utilizado para prácticas ocultas que vulneran la tranquilidad de los familiares y el orden público. Autoridades locales han manifestado su inquietud ante esta situación, que pone en riesgo la integridad del camposanto y la paz de la ciudad. Se espera que se tomen medidas para evitar que estas actividades ilegales continúen profanando un espacio sagrado y se garantice el respeto debido a los difuntos y sus familiares.
El Cementerio Municipal de Toledo, escenario de inquietantes prácticas ocultas
El Cementerio Municipal Nuestra Señora del Sagrario de Toledo está siendo durante los últimos años triste escenario de ritos ocultos. Visitantes matutinos, operarios del camposanto y voluntarios de la Asociación Ecológica Felina, que atienden a la colonia allí existente, encuentran de forma más o menos habitual desagradables restos en torno a las tumbas de lo que personas procedentes de Sudamérica les han denominado sin dudar como «restos de santería», «dicen que es brujería», más bien, por las velas negras, todo ello a la vista de todo el mundo.
Una buena mañana, una voluntaria de la Asociación se encontró con un gato con algo en la boca. Al principio se pensó que era un murciélago, pero no, era un trozo de carne envuelto en algo negro. Así hizo un desagradable descubrimiento, que se he ido repitiendo a lo largo de los últimos meses, de forma irregular, por temporadas, más bien cerca del verano.
Los autores de estos actos deben de acceder al campo santo por la noches, saltándose uno de los muros bajos del mismo. En torno a las tumbas, aparecen al día siguiente restos de algún tipo de ritual, con velas, blancas y negras, a veces colgando incluso desde la lápida. Alrededor de todo está todo bañado con anís, incluso quedan botellas de agua rellenas con este líquido. «Huele muy fuerte y bañan el filete con ese anís», apunta la voluntaria. Porque la cosa va más allá, a veces hay restos de fruta, a veces de carne (por ejemplo, corazones), huevos duros, o hasta chocolate. Todos estos alimentos están envueltos en servilletas negras y cada una con un lazo de un color diferente, «se supone que cada color significa una cosa». La carne a veces está recién comprada del supermercado, en un paquete envasado al vacío, no es nada que se haya puesto malo en casa.
Fuentes cercanas al Cementerio toledano han confirmado la presencia de estos restos de rituales en Toledo, que los operarios vienen recogiendo desde hace años y «no son gamberradas». Según han manifestado algunos limpiadores, sospechan de una pareja, dos personas que cuando los ven salen corriendo, «y si no estuvieran haciendo algo malo, no tendría por qué irse».
El problema de este tipo de actos es que se desarrollan sobre tumbas privadas y no son de gusto para los familiares si los encuentran antes de que los operarios lo limpien. Sobre todo las velas y los restos de alcohol son muy desagradables y puede molestar a los creyentes que van a rezar cada día.
Otros perjudicados son los gatos de la colonia allí existente. Estos rituales van cambiando de escenarios y a veces han sido cerca de los animales. Desde la Asociación Ecológica Canina temen en primer lugar que acaben envenenados o intoxicados por la comida que allí queda. Además, algunos visitantes les achacan a ellos el que aparezca esta comida, apuntan que es la Asociación quien la deja para ellos y ellos la diseminan. Nada más lejos de la realidad.
Desde la Asociación incluso apuntan que al cementerio entran perros o niños pequeños y estos podrían confundir las botellas llenas de anís con agua. Además todo deja un olor putrefacto.
Por todas esas razones, la Asociació reclama más vigilancia en el cementerio, incluso que pongan cámaras, como ocurre en los camposantos de Madrid. También sería una medida de seguridad para las personas mayores. Y se evitarían cuestiones como la entrada a los panteones rotos o forzados, donde aparecen desde preservativos a montones de litronas.
Desde el Ayuntamiento, la edil de Seguridad, Inés Cañizares, ha expresado su preocupación al conocer estos hechos y se ha comprometido a mandar a la Policía Local a vigilar de vez en cuando.
Deja una respuesta