Lo que se juega en la Unión Europea

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Lo que se juega en la Unión Europea

En un momento crítico para la estabilidad política y económica de la región, la Unión Europea se enfrenta a una serie de desafíos que pondrán a prueba su cohesión y solidaridad. La crisis migratoria, la creciente desigualdad económica y la presión de los nacionalismos son solo algunos de los retos clave que los líderes europeos deben abordar para garantizar el futuro de la Unión. En este contexto, es fundamental analizar los intereses en juego y las consecuencias que se derivan de las decisiones tomadas en Bruselas. En las próximas líneas, exploraremos los desafíos clave que enfrenta la Unión Europea y las opciones que tienen los líderes para abordarlos.

La Unión Europea, clave en la lucha contra la crisis energética

La Unión Europea, clave en la lucha contra la crisis energética

Hoy, 9 de mayo, celebramos el Día de Europa. A las puertas de las elecciones, el próximo 9 de junio, todavía habrá quien se pregunte sobre la importancia de estos comicios. No es insólito pensar que Bruselas queda muy lejos y que lo que se decide allá no nos afecta en nuestra vida cotidiana, pero nada más lejos de la realidad.

Lo percibimos nítidamente cuando llegó la pandemia de la Covid-19 y nos tuvimos que encerrar en nuestras casas para salvar la vida, mientras los profesionales de la salud luchaban contra un enemigo desconocido al que no había manera de neutralizar. En aquel momento, la Unión Europea no dudó en ofrecer un extraordinario contingente de inversiones para investigar, entre todos, vacunas y tratamientos. También priorizó la ayuda a emprendedores y empleados para evitar cierres y despidos durante el confinamiento.

Gracias a la compra conjunta, los ciudadanos europeos nos vacunamos a la vez, sin distinción de países ricos sobre países más rezagados. Y gracias a la Unión Europea se proporcionó la mayor inversión de su historia en una recuperación económica trazando una salida a la crisis que permitiera una reconversión económica sostenible y competitiva.

También convendría preguntarnos cómo habríamos salido sin la Unión Europea de la crisis energética que propició la guerra en Ucrania, cuando el tirano Putin hizo valer su posición dominante en el mercado energético del gas y del petróleo, para doblegar a las democracias europeas que exigíamos el alto el fuego y la paz.

Gracias a la llamada excepción ibérica, reivindicada por el Gobierno de España y a la consiguiente extensión al resto de los Estados Miembros, se acordó una reforma del mercado eléctrico para frenar la volatilidad de los precios, evitar la pobreza energética de los hogares y promover un cambio en la producción hacia energías limpias y renovables.

Una vez más, la rápida respuesta de las instituciones europeas consiguió frenar una seria amenaza en nuestra economía y en el crecimiento económico de la Unión.

Apenas reflexionamos sobre ello, pero en nuestra vida cotidiana nos beneficiamos continuamente, y casi sin darnos cuenta, de las fortalezas que nos da formar parte de esta gran alianza que es la Unión Europea. No es solo que formemos parte de la mayor potencia comercial del mundo, que disfrutemos de la movilidad y servicios con mayores estándares de calidad o que lideremos el avance en investigación, modernización y desarrollo de energías limpias para el cambio climático.

Formar parte del club comunitario nos ofrece también garantías de protección social y de progreso social, primando el pilar social europeo como salvaguarda frente a las desigualdades.

Más allá de lo económico y social, conviene recordar que formar parte de la Unión Europea nos protege de las tiranías autocráticas, cada vez más numerosas en el mundo y nos sirve de escudo frente aquellos que detestan la democracia y el Estado de Derecho.

Esta es la Unión Europea que reivindicamos los socialdemócratas en las instituciones europeas. Frente a aquellos que, en las anteriores crisis, como la financiera del 2008, apelaron a los hombres de negro y los recortes en derechos e inversiones, nosotros hemos defendido abordar las crisis con más Europa, más protección, más inversiones y más igualdad.

Esta es la Europa que quiere la ciudadanía. Una Europa que no abandona a nadie a su suerte, una Europa pacífica, diversa, comprometida, justa, moderna y competitiva.

En el Día de Europa y 74 años después de su fundación, el proyecto europeo es más necesario que nunca, y aun cometiendo errores, el papel desempeñado en los últimos años nos privilegia como potencia avanzada en compromiso social y defensa de la paz y la democracia.

Por eso es esencial apelar a la participación en las próximas elecciones. Es una forma clara de abogar por más Europa, lo que significa más valores de convivencia y paz y más progreso y crecimiento.

Frente a esto, conviene alertar de los movimientos involucionistas dentro de la propia Unión Europea. El avance del populismo y la extrema derecha pone en riesgo la fortaleza de la democracia y el futuro de la Unión.

Cada vez son más los que quieren menos Europa porque quieren menos derechos, menos avances sociales y menos democracia. Las fuerzas que odian la igualdad entre hombres y mujeres, que niegan la violencia machista, que desprecian a los que piensan distinto, y que pretenden imponer su visión del mundo a través de mentiras, bulos o crispación existen, son cada vez más activas y por eso es muy importante decir basta.

El mejor instrumento, siempre, el voto.

Raquel González

Hola, soy Raquel, redactora jefe con una amplia experiencia en el campo periodístico. Actualmente, formo parte del equipo de redacción de Diario de Toledo, un periódico independiente de actualidad en la ciudad. Mi pasión por la escritura y el periodismo me ha llevado a contribuir con artículos de calidad que informan y entretienen a nuestros lectores. Con un enfoque objetivo y riguroso, me esfuerzo por mantener la excelencia en cada noticia que publicamos, brindando siempre una visión imparcial y veraz de los acontecimientos en Toledo. ¡Es un honor para mí ser parte de este proyecto periodístico tan importante para nuestra comunidad!

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